No habrá unidad opositora
Si existe madurez política, habrá cierta unidad votante
Encuestas de diversas procedencias exhiben, en la intención de
voto, lo que la política del día a día viene dejando claro: la oposición está
fragmentada. Estas múltiples oposiciones ponen en riesgo una victoria
contundente contra un MAS en decadencia. No obstante, es posible que el
electorado se decante naturalmente por un «voto útil».
El panorama político está marcado por varias
candidaturas de oposición con posibilidades tangibles, como las de Manfred Reyes Villa, Chi Hyun Chung, Samuel
Doria Medina y Tuto Quiroga, entre otros
que podrían acercarse. Dicha pluralidad responde en parte al debilitamiento y a la división del MAS, lo
que ha
permitido que distintas figuras ganen espacio. Sin embargo, en una cultura política donde la codicia por el
poder y el arraigo al clientelismo estatal son una práctica habitual —lo que suele
intensificarse en crisis económicas— la posibilidad de una candidatura única contra el MAS no parece sino remota.
Ciertamente, la fragmentación del voto opositor podría favorecer al MAS, especialmente si la
figura de Andrónico Rodríguez se perfila
como el candidato de su unidad. Con una
estrategia coherente, el presidente del senado podría canalizar el voto duro
del MAS, de algunos desencantados y, de llegar a un balotaje, de votantes que
antipaticen con quien se encuentre al frente. Aun así, el techo del MAS está en
sus mínimos históricos, por lo que es bastante improbable que la dispersión del
voto opositor alcance para una victoria de Rodríguez… al menos en una elección
democrática.
Un factor crucial es, precisamente, la intrincación del poder del MAS y los
tribunales constitucional y electoral. Esto se traduce en una desconfianza latente de manipulación
electoral, ya sea en lo concerniente al padrón, al sistema de cómputos o al
proceso físico de votación y escrutinio. En ese contexto, la consigna del «voto útil» podría resurgir. Ante el
temor
de una consolidación autocrática y una posible manipulación
electoral, una parte significativa del electorado probablemente se sienta impulsada a apoyar a aquel candidato que, aunque
no considere ideal, concentre la mayor cantidad de votos posibles. Todo dependerá de lo que suceda a nivel institucional,
en las filas del oficialismo y, más importante aun, de la calidad de las
narrativas y campañas de los opositores.
La falta de una unión opositora,
combinada con la manipulación
institucional, exige una reflexión profunda sobre el camino posible —más que el ideal— hacia un Estado próspero y democrático. El MAS puede mejorar
sus chances mediante Andrónico Rodríguez, mas nunca ha estado tan débil. Podrá
no haber «juntucha» opositora, pero si hay madurez política, deberá haber
cierta unidad votante.
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